Las suelas de los zapatos pueden acumular hasta 421.000 bacterias, incluyendo patógenos como Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae, que pueden causar diversas infecciones.
Al entrar en casa con el calzado, estas bacterias se transfieren al suelo, representando un riesgo para la salud, especialmente en hogares con niños pequeños que juegan en el suelo.
Para evitar la entrada de estos microorganismos, se recomienda quitarse los zapatos al entrar o utilizar un dispensador de cubrecalzado que proteja las suelas con una funda plástica, manteniendo así los espacios interiores más limpios y seguros.